viernes, noviembre 25, 2005

Its the end of the world as we know it.

A continuación, una lista de lo que no voy a extrañar de mi universidad:
La universidad en sí. La falta de ventiladores en las aulas. El ruido de las dos calles más transitadas de Buenos Aires. El televisor roto que les da patadas a los que exponen. El pervertido ojeroso de limpieza que se la pasa todo el día en la puerta, al lado del estacionamiento, desnudando alumnas con la vista. A los chicos feos de la sala de computación a los que les sonrío sólo para imprimir cosas. Que cuando la naturaleza llama, una deba subir y bajar de piso para ver en cuál hay toilet de damas. A la directora del Depto de Cs. Biológicas, que no tiene su escritorio en la cafetería solo por razones estéticas. A mi ex novio, que está hecho todo un "metrosexual". Al tipo de la biblioteca que cree, por algún motivo que desconozco, que es bibliotecario por elección. A los de la cafetería nueva, que son tan chorros como los de la anterior (a la anoréxica que hablaba por teléfono todo el día tampoco la voy a extrañar). A la leptina. A la melena de Héctor (los 70s ya pasaron). Los misterios de Victoria.

A continuación, una lista de lo que sí voy a extrañar de mi universidad:
Las horas de estudio de invertebrados, comportamiento, inmunología y fisio animal comparada con Seba (incluyendo al chico de la recepción de la Biblioteca Nacional, el que se parece al cantante de Catupecu Machu, y que amenaza con llamarme por teléfono). La sala de computación. Las cocas light de vidrio con Marina. Mis láminas hechas a computadora y las hoooras que me tomaba recortarlas. A cierto chico de la ORT. Los misterios de Victoria. A la sra mayor que trae las listas de asistencia con los dientes pintados con rouge. A José, que me hace reir en clase. A Gonza, que es una de las personas más interesantes que conocí, y que cree que tiene que buscar lo que necesita, solo porque lo que necesita aún no lo encontró a él.